domingo, 9 de enero de 2011

DIARIO, Día IV


Ya han pasado todas las navidades y es día 9 de enero, no solo estoy triste por el final de las fiestas sino porque dentro de nada comienzan los exámenes, esa especie de horca que nos hace evadirnos y exiliarnos del mundo que nos rodea.

Es la penúltima vez que voy a escribir este diario, no con una pluma Montblanc Meinsterstück de Víctor Hugo con una textura suave, sedosa, sutil y delicada sino con unos palpitantes dedos del color de la miel en espera en su panal.

Tal vez si alguien leyera estas líneas solo conseguiría sacarle una sumisa sonrisa pero para mi solo es una forma más de acercarme a la escritura de Carlos Ruíz Zafón.

Los Reyes Magos han estado bien este año, al igual que todos los anteriores, pero a día de hoy casi todos los regalos se esconden en el fondo del armario o en los cajones, tales como un cerbatillo haría después de una lucha encarnacida delante de las zarpas de un león.

Un día mas llego al final de estas líneas y un totem sigue girando uniformemente encima de mi mesa, esperando a que de una vez por todas cese su movimiento y caiga encima del cristal transparente.

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